De repente vi una fotografía muy especial, mostraba cuando al finalizar un campeonato de España, si mal no recuerdo en 2014 en Fuengirola, Málaga, mis compañeras, mi entrenadora y yo nos estábamos abrazando completamente rotos del llanto. Había quedado sub-campeón de España, yo. La emoción era inmensa, inexplicable, pero lo mejor no fue eso... Lo mejor fue entrar en pista, cerrar los ojos y no oír a nadie (que en realidad, todo ese pabellón estaba aplaudiendo), sonreír, abrir los ojos y empezar a sentir el ritmo de cada nota entrar por mis orejas y revolucionar todo el cuerpo. Al finalizar mi coreografía me dieron 4 bombazos de sangre en el corazón, que pensaba que se me salia, fue al ver mi familia llorar. Solamente les vi a ellos, y en el pabellón había como 150 personas, sabía que todos estaban pero solo podía fijar mi mirada en ellos. Al salir de la pista estaba temblando, mi entrenadora me abrazó, me felicitó y sonrió. Allí se acabaron mis nervios y pude darme cuenta de lo que había hecho no era una simple coreografía, era toda mi emoción, mi felicidad, mis sentimientos, mi técnica y por supuesto mi alma, todo eso lo pude expresar y transmitir en 2 minutos y medio...
Pues pararon los espasmos y cayeron dos lágrimas. Adjuntaría la foto, pero volvería a romper...
Pero bueno, eso no fue lo más emocionante de ese día, sino que seguidamente vi unas fotografías de cuando participé en un cortometraje. Recordé todos la emoción de mi primer rodaje, los pelos de punta de que no me grabaran a mi, sino a un personaje con mi apariencia. Realmente es algo maravilloso. El cortometraje se llama EL CINE QUE VIVÍ, y muestra la historia de un hombre que justo se jubila y por fin puede dedicar su tiempo a lo que le ha gustado toda su vida, el cine. Se ven diferentes momentos de su juventud, madurez y ya en su vejez, y yo le interpreto cuando solo era un chaval.
Les adjunto el vídeo y les ruego que se lo miren, vale la pena y es muy emocionante para mi.
Gracias por leerme.
ATT: Ivan Gil Jansà
EL CINE QUE VIVÍ

